jueves, 24 de febrero de 2011

cinderella boy, [ cap 8 ]























El trayecto a la casa fue uno de los más cortos y silenciosos que hubiera tenido en mucho tiempo. Después de haber tenido esa charla destructiva con Seiji, yuya tenía un sabor amargo en la boca como si hubiera comido la corteza de un limón agrio, se sentía enojado, frustrado, dolido, pero no sabia muy bien porque. Tal vez según el, era porque creía que había llegado a una buena relación con el mozo pero la realidad era que se había sentido muy bien a su lado y saber que Daiki no pensaba y sobre todo no sentía lo mismo le frustraba bastante. En cambio Daiki estaba nervioso, miraba insistentemente por la ventana deseando ver entrar por la reja el coche de yuya, se paseaba de un lado a otro limpiando el mismo lugar cada vez que miraba por el cristal. Cuando por fin lo vio se sintió aun más ansioso e inseguro de lo que le diría o como actuaria cuando lo tuviera enfrente.






Las puertas de la entrada se abrieron y dieron paso a Takaki. Daiki lo miro y retorciendo la tela con la que estaba limpiando le dedico una torpe sonrisa pues fue lo único que atino a hacer. Pero lo que obtuvo de respuesta fue una mirada fría y sombría que hasta el aire se le congelo.






Lo siguió con la mirada, observo como con paso torpe el mayor subía las escaleras y después seguía su trayecto hacia su alcoba.






- “¿Que había pasado, porque ese cambio repentino de actitud, a caso le había sucedido algo?”-






Daiki buscaba una respuesta coherente para el comportamiento de Takaki, pero por mas que lo intentaba no lograba encontrar un buen argumento, así, que con paso decidido subió a la recama del mayor dispuesto a sacarle toda la verdad y no saldría de ahí hasta que lo lograra. Toco un par de veces pero como el susodicho no contestaba, ingreso en busca en su búsqueda. Lo miro recostado sobre la cama mirando hacia el techo.



- ¿Qué quieres?- le pregunto con tono cortante aun sin mirarlo.






- Este… Sucedió algo, mientras yo no estaba- yuya se levanto de la cama mirándolo con exasperación, camino con paso decidido hacia donde estaba Daiki-






- Como te atreves a hablarme de tú, mozo igualado- grillo dando un paso hasta quedar a escasos centímetros de él. Daiki estaba extrañado por la forma tan dura de dirigirse, estaba sorprendido, hace unas horas era de lo mas dulce y amable, pero ahora era tosco y grosero.






- Puedo saber la razón de su actitud- demando Daiki pues no podía entender esa bipolaridad.






- ¡No seas hipócrita!…- expreso el otro apretando con fuerza su mano en un puño, lo alzo a la altura de su cintura, pero después de recapacitar se relajo- sabes no quiero ver tu rostro otra vez así que lárgate-






La mirada desafiante y asesina de yuya, Daiki pudo soportarla. Frunció el cejo, tenia deseos incontrolables de gritarle un par de cosas a la cara, respiro profundamente cerro los ojos y dejo salir el aire poco a poco. No podía hacerle nada pues no sabía exactamente que es lo que había pasado, pero lo averiguaría a como diera lugar, así que no tuvo mas opción que salir de la habitación sin objetar nada más.
Los siguientes días yuya había limitado las salidas con Seiji debido a que al no querer repetir la misma historia de la ultima vez, había mandado a Daiki a un curso de manejo exhaustivo, por lo que todas las tardes después de que el menor terminara sus deberes dentro de la casa era llevado a la escuela de manejo por el chofer legitimo. El dichoso curso duró un mes completo.
- Prepara el coche- le ordeno Takaki al entrar en la cocina cuando Daiki terminaba de desayunar. el menor no objeto nada, dio un gran trago al jugo que tenia en frente, dio gracias por el alimento y se dispuso a llevar el vehículo hasta la entrada, ya que lo hubo hecho aguardo la llegada de su jefe.






Ryutaro ayudaba a hacer los deberes en el jardín debido a que el jardinero que ya era de edad avanzada se había sentido mal y Ryutaro por ser el que estaba disponible había sido asignado a esa tarea.






Aun cuando no era su especialidad, la jardinería se le daba bien pues en su casa el se encargaba de las flores y arboles que los rodeaban, pues muchas veces le dijo a Daiki que el hacer ese tipo de actividades lo relajaba ya que las plantas no hablan. Daiki aun se pregunta porque siempre le dice eso.






- ¿Que haces? – pregunto Daiki acercándose al verlo apurado con las tijeras de podar.






- regando el rosal- contesto mientras sacaba un poco la lengua para concentrarse.






- Wooo… eso me imagine- sonrió con sarcasmo-






- ¿y tu que haces?-






- Voy a llevar al señorito-rio cuando dijo esa palabra- a su cita con Seiji-






Ryutaro lo miro con reproche – y a todo esto, quien es ese mentado Seiji-






Daiki entorno los ojos y aunque ya había pensado que decirle cuando se lo preguntara, nunca había estado mas contento de ver a Takaki Salir de la casa ordenándole irse.






- Me tengo que ir- sonrió para luego correr-






- ¡Me debes una explicación! – grito desde lejos Morimoto y lo único que obtuvo de respuesta fue un movimiento de mano.






Yuya miro de reojo a Morimoto, y luego regreso la mirada a Daiki al tiempo que este le abría la puerta para que entrara. Pudo observar una sonrisa picara dibujada en aquel rostro y una molestia surgió en él.






El menor se encontraba tan absorto regando los rosales que ni cuente se había dado que su jefa acabada de salir de la casa a dar un paso tranquilo por el lugar mientras hablaba por teléfono. Mientras tanto Kairi salía por su dia de descanso pero al ver a Ryutaro en el jardín y no dándosele las bromas estúpidas fraguo hacerle una mala pasada. Se acerco hacia el grifo donde estaba conectada la manguera y doblando un parte de la misma para que dejara de salir, abrió por completo al grifo.






Poco a poco el agua dejo de fluir y Ryutaro al percatarse de que ya no salía y como buen niño miro hacia el interior, obviamente no vio nada, siguió con la mirada el trayecto, pero no podía ver si algo la obstruía, sacudió un par de veces la manguera para mirar por segunda vez por el orificio, de pronto esta comenzó a temblar y antes siquiera que Ryutaro pudiera entender lo que pasaba un chorro de agua fría cayo sobre su cuerpo, por instinto la soltó mientras esta bailaba como loca mojando todo a su paso. Cuando por fin se hubo recuperado del susto corrió para alcanzar la dichosa manguera que se escabullía de entre sus manos. Parecía un tonto corriendo tras aquel pedaso de plástico y kairi solo miraba satisfecho su gran hazaña. Esta se dirigió veloz hacia donde su jefa pasaba, Kairi al ver lo que había provocado se escabullo como el buen cobarde que es. Ryutaro viendo la situación corrió en su dirección al tiempo que se abalanzaba sobre de ella para evitar que el conducto la lastimara. Ambos terminaron en el suelo, Ryutaro encima de su jefa.






- ¿Que demonios te sucede?, ¡pretendes matarme!- grito furiosa






- Lo siento no fue mi intención- se defendió el menor.






La mujer entorno los ojos para mirar a aquel a quien iba a despedir, pero se quedo sin habla.






El rostro de Ryutaro cubierto por esos cabellos mojados la dejó anonadada, no podía apartar la mirada de esos ojos.






- Lo siento- volvió a decir el menor levantándose y ayudándole a su jefa a levantarse.






Mientras tanto ella solo lo observaba, la camisa mojada mostraba el cuerpo delgado y bien esculpido de su mozo. Su corazón palpitaba como en años no lo hacia.






- No te preocupes- dijo sonriendo lascivamente desnudando con la mirada el pobre de Morimoto.- intentaste salvarme- se acerco y coloco un dedo en el pecho ryu. Este trago saliva. – después te daré una recompensa – y sin decir nada mas se dirigió de nuevo hacia la casa para cambiarse






Ryutaro estaba en shock, un escalofrió no propio de su condición le recorrió desde la punta del pie hasta la nuca. Se acerco presuroso hacia el grifo y lo cerró mientras reflexionaba en lo que acababa de pasar.
El silencio reinaba en el interior yuya llevaba puestos sus audífonos ignorando por completo a Daiki, aunque de vez en cuando le dedicaba algunas miradas.






El destino, el mismo lugar de siempre, el café frente al parque en el centro. El menor se estaciono, bajo del vehículo y le abrió la puerta para que el señorito bajara.






- Espérame aquí- le dijo mirándolo retadoramente, como si el menor pudiera huir en cuanto le diera la espalda - no te muevas- Daiki solo rodo los ojos y le asintió con la cabeza deseando que de una buena vez se largara y, así lo hizo yuya se alejaba regresando la mirada de vez en cuando.






En el interior Seiji ya lo esperaba, le extendió la mano para que lo viera y así el joven se acerco hacia el.






- Te hice esperar-






- No, no tiene mucho que llegue-






- Me alegro, Y cómo vas con Daiki- Kairi lo miro con dulzura aunque por dentro estaba maldiciendo ese nombre-






- Pues no hemos hablado después de lo que dijo de ti-






- O ya veo, pero no dejes que eso estropee tu amistad con él-






- Me he dado cuenta de que el no es un verdadero amigo, pues me ha hecho muchas.






- A Si bueno, será mejor que cambiemos de tema.






La charla continuaba, por alguna extraña razón yuya no se sentía bien al estar a su lado, aunque no podía negar que la plática era amena






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- ¡Hola!- lo saludo alguien a sus espaldas. Daiki se giro para ver de quien se trataba.






- ¡Hola!- contesto él- ¿puedo ayudarte en algo?-






- No, bueno es solo es que ya te había visto antes por acá y… –






- ¿Ehh?- expreso sorprendido.






- No me malentiendas, también soy chofer y traigo seguido a mi jefa a este café-






- ¡Ohh!- Daiki sonrió apenado – mi nombre es Daiki y ¿el tuyo?-






- Yabu… yabu kota- sonrió el mayor-






- Mucho gusto-






- Y desde hace cuanto tiempo que eres chofer- pregunto el mayor






- Cinco días- contesto de lo mas normal






- ¡¿Cinco días?!- pregunto sorprendido.






- Si es que mi patrón tiene la mente retorcida jajaja- pero yabu no sonrió.






- ¿Y eso como es?-






- ¡Ehh!… no nada solo olvídalo, yo y mis chistes malos.- kota solo se encogió de hombros.






- Quieres ir a comprar un helado, mira haya enfrente los venden- dijo señalando el pequeño local-






- Lo siento pero no puedo moverme de este sitio, mi jefe me prohibió irme-






- Eso es raro-






- Dímelo a mi-






- Bueno, espera vuelvo- kota se alejo y al cabo de unos minutos regreso con dos helados- toma este es para ti- dijo estirando la mano ofreciéndoselo. Daiki lo tomo alegre.






La plática con aquel chico era de lo más amena, parecían dos viejos amigos que acababan de reencontrarse.






De vez en cuando yuya volteaba a verlos, el buen humor que había mantenido poco a poco se iba esfumando. Había perdido el interés en su compañero, ahora solo prestaba atención a todo lo que el otro hacia. Pero su estado de ánimo cambio radicalmente cuando vio como aquel desconocido rosaba con sus dedos el rostro de daiki. Un deseo incontrolable de saltarle encima y hacer que no lo volviera a tocar en su vida se apoderaron de el.






- Lo siento recordé que debo de hacer algo importante- dijo haciendo una reverencia y levantándose camino con paso presuroso hacia su chofer.






- Tenias helado – dijo yabu mirándolo tiernamente después de limpiarle la mejilla, me recuerdas a…- pero no pudo terminar la frase, pues yuya había llegado parándose entre ambos-






- Vámonos - dijo de golpe jalándolo para alejarlo de aquel y lo condujo hasta la portezuela del carro la abrió y espero a que el menor entrara






- En situaciones normales- dijo aun sorprendido, - el chofer es quien le abre la puerta al jefe no al revés-






Yuya le dirigió una mirada asesina, Daiki se escabullo al interior sin protestar mas, el mayor cerrando la puerta de un golpe rodeo el vehículo por delante para pasar aun lado de kota y mirarlo amenazadoramente. Se subió y ordeno al menor que arrancara-






- Te llamare después- grito el joven, viendo como daiki le asentía con la cabeza.






- ¡¡Te llamare después!!- yuya hizo un la voz infantil al decir aquello moviendo la cabeza de un lado al otro-






- Algún problema con eso- lo reto Daiki viéndolo por el retrovisor.






- Estas en horas de trabajo, no puedes andar coqueteando por ahí-






- Eso… mmm tiene razón- dijo sonriendo ante la mirada atónita de yuya-Por eso le pedí su numero para quedar algún día-






- ¡Ni siquiera lo conoces!- grillo celoso el otro-






- El burro hablando de orejas- contesto con sarcasmo






- ¿Y eso que significa?- soltó el otro-






- No se haga el tonto, conoció a Seiji un día y ya le profesaba amor aun sin conocerlo, asi que no me venga con eso de que apenas lo conozco, que hipócrita.






- ¡¡Detén el auto!!- grito enojado- ¡¡¡que lo detengas!!!-






Daiki así lo hizo, el mayor se bajo del vehículo pidiéndole a Arioka que saliera, el menor lo obedeció y yuya se puso al volante cerrando la puerta con violencia. Al poco tiempo comenzó a avanzar despacio. Daiki abrió los ojos como plato viendo como el vehículo se alejaba cada vez más.






- Maldito yuya- grito con todas sus fuerzas- dedicándole una señal con la mano.






De pronto escucho como un coche se estacionaba a unos escasos metros de el. Giro para ver de quien se trataba.






- ¡Yabu!- dijo sorprendido acercándose hasta la ventanilla- ¿que haces por acá?-






- Este es mi paso- sonrió alegre- además llevo a mi jefa a su cita con el medico- Daiki miro hacia e interior y pudo ver a una muchacha un poco mas chica que ellos dos al fondo mirándolos con una sonrisa en los labios.






- Entonces no te quito mas tu tiempo-






- No, espera, te llevo-






- Ehh, como puedes decir eso- dijo casi en un susurro-






- No te preocupes por ella, de hecho ella lo sugirió-






- ¡Ohh! en serio siendo así, Daiki abrió la puerta del copiloto y cuando estaba a punto de subir, otro auto se detuvo aun lado con un fuerte rechinido de llantas.






- Súbete-. Le ordeno Takaki al muy sorprendido Arioka-






- ¿Que?-






- Que te subes de una buena vez- la voz de yuya sonaba mas como la de un a león en celo.






Daiki se alejo del vehículo y girándose hacia la joven le hizo una reverencia dándole las gracias y después se giro hacia yabu, pero antes de que pudiera decir cualquier cosa yuya ya lo había jalado hacia el interior del vehículo arrancando pocos segundos después como alma que lleva el diablo dejando sobre el pavimento las marcas de las llantas.
La bipolaridad de su jefe lo estaba llevando a la locura, unos minutos estaba contento y al otro ya quería arrancarle la cabeza.






- ¿Por qué regreso?- pregunto un poco temeroso-






Yuya no contestaba, últimamente quedarse callado le resultaba mejor.






- qué, ¿está ebrio?- grillo el menor acercándose hacia yuya.






- No estoy ebrio-






- ¿entonces?, que le sucede-






- nada-






- ¿cómo que nada?-






- ¡¡Nada que te importe!!-






- como que nada que me importe, ¿que está loco?-






- es solo que te comportas como un niño-






- ¡¡que yo me comporto como un niño!! , cuando usted…- Daiki cerro lo ojos y respiro profundamente -podría detenerse- pidió Daiki con un tono mas tranquilo- no me siento cómodo en esta situación, yo soy el chofer y usted el amo, usted no debe de comportarse ni dirigirse así con un sirviente y yo no debo de volver a hablarle de esa forma. Así que le pido que detenga el auto para que podamos regresar cada quien al lugar que le corresponde .Las palabras serias de Daiki hicieron un crack en Takaki, era como si aquello dicho por el menor fuera una despedida. Arioka bajo del vehículo abrió la puerta del chofer aguardando para que yuya saliera, takaki lo miro pero el menor mantenía una mirada seria y sin decir nada mas salió del vehiculo, habiéndolo hecho camino hasta la otra puerta y la abrió esperando a que Takaki entrara. Cerro la puerta tras y regreso a lo que siempre había sido el chofer yuya.
Ryutaro seguía en el jardín, el sol estaba en su esplendor y las gotas de sudor se metían escurridizas bajo su camisa. Le gustaban las plantas en especial las rosas, le recordaban a su madre y hermana quienes ahora disfrutaban de la tranquilidad de la casa, pues él se había hecho cargo de todos los gastos.
Sabes, mi madre adoraba las rosas de este jardín – keito sonrió melancólico al acercarse a tocar una. El menor se levanto despacio caminando en su dirección.






- Eso me dicen, como era ella- pregunto deteniéndose a un lado- es que no hay ningún retrato de su madre en la casa.






- Jeje, no, cuando ella llego- dijo señalando con la cabeza la ventana de la recamara de su madrastra.- mando quitar todos los retratos.






- Y que hizo con ellos, acaso se atrevió a- keito lo miro






- No, solo los guardo y creo que fue lo mejor, quieres saber como es- Ryutaro asintió: Ella es alta de una figura ligera, muy bella y con una mirada maternal.






- La extraña-






- Mucho-






- De que hablan – una voz familiar hablo detrás de ellos.






La madrastra de Okamoto había hecho su aparición.






- De mi madre-






- No deberías hablar de ella en esta casa- keito miro hacia otro lado.






- Es mi madre, puedo hablar de ella cuando quiera-






La mujer solo sonrió, para después desviar la mirada hacia Ryutaro. El menor al notar la mirada penetrante que le estaba lanzando su jefa decidió que era el momento de salir huyendo de ahí-






- Etto, debo irme ya termine aquí-






- Cuando termines tu siguiente tarea, vas a mi despacho, hay unas cuantas cosas que quiero que arregles.- sonrió y antes de irse paso un dedo disimuladamente por la espalda del menor. Morimoto se sintió acosado, y violado aun cuando solo había sido un roce.






- Que te sucede, te sientes mal-






Ryu solo negó con la cabeza caminando con paso lento hacia la cocina. A lo lejos pudo ver como llegaba el auto de yuya y con el Daiki.






Ninguno de los dos hablo al encontrarse en la cocina, sus mentes estaban divagando por universos diferentes, hasta podría decirse que ni cuenta se habían dado de que estaban juntos.






Pero Ryutaro fue el que hablo primero para apartar esa mirada y sobre todo ese roce.






- ¿Qué tal tu día?- daiki recargo la cabeza en la mesa






- ¡Bien!- contesto cortante-






- ¡Oh!- recibió como respuesta-






- ¿Y? tu- pregunto






- Bien, bueno…, bien- daiki despego la cara de la mesa.






- ¿Que fue ese? ¡bueno! dudoso-






- No nada-






Daiki decidió no molestarlo pues él también tenia en que pensar como para ahora cargar con problemas ajenos.






- Ryutaro te habla la patrona-dijo otro muchacho, la sangre se le helo, miro con aprensión a daiki, pero este por tener la cabeza clavada a la mesa no se dio cuenta de la suplica de su amigo-






- Voy-






- ¿Oye porque te habla la…?- Arioka no termino la frase pues Ryutaro ya no se encontraba ahí, en su lugar estaba una cara odiosa por demás detestable.






- ¿Porque salió tan rápido yuya de nuestra cita?-






- Mira yo no se, ve y pregúntale a tu noviecito- Daiki se levanto de la silla y camino hacia la salida que estaba justo detrás de Kairi, al pasar Kairi lo jalo por el brazo y lo empujo hacia la mesa






- “porque les gusta hacerme eso”- pensó para si- ¡¡qué demonios quieres!!-






- No te entrometas entre yuya y yo o ya sabes quien la pagara-






- No me intimidas, además si quieres reclamarle a alguien, reclámale a tu yuya no a mi- al terminar de hablar lo empujo para que le diera el paso y así se perdió entre los pasillos.




bueno hasta aqui llego mi inspiracion jeje, espero que les guste el cap, me costo trabajo. despues de dos meses de mi negacion por el yaoi parece que ya va sediendo. por lo menos ya escribo XD.


gracias por esperarme y pasar a leer


arigatouuuuuuuuu

1 comentario:

  1. sugoii habia esperado tanto este capitulo y valio la espera
    kyaaa <3<3<3 yuya se puso celoso de yabu kyaa aldito kairi lo odio ¬¬
    kiero continuacion y no me hagas esperar tanto onegaiii
    jajaja gracias por publicarlo y dejo de molestarte
    bye

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