lunes, 7 de marzo de 2011

kimi wo mamoru tame ni [ cap 1 ]





Hello ninas!!! Aki ichigo-chan..
OK hoy estoy en el trance de la escritura,
Asi es, en la semana subiré las conti de
everything is for you, itsumademo tegoshi.

Y tal ves a day in our life.
Pero por ahora les dejo este fic
que en verdad esta genial digo..
A mi me encanto, y como quiero que ustedes
tanbien lo disfruten aquí se los dejo…
así que adelante con el fic!!!!
Y no olviden comentar asi fomentan
a que la linda autora continúe la historia


Nota: este fic será publicado tal y como la autora original lo puso así que TODO el contenido. Como comentarios y cosas que ella puso se quedaran tal cual.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Hi~~ minna :3

Tras esta pequeña pausa sin publicar nada (En mi pc tenía cuatro capítulos de un YamaJima muy lacrimógeno que esperaba acabar para publicar, pero bueno... Ahora toca esperar a saber si voy a poder volver a verlo alguna vez T.T y mi dos fics TakaChii que había dejado a los pocos capítulos por falta de inspiración, y mis oneshoots de InooDai, TakaDai, YamaChii, YabuHika y YabuTaro... que no había publicado por pura estupidez T.T * se va a un rincón a llorar* sin contar que ya habría subtitulado el making of de su nuevo single si lo tuviera... *se ahoga en su llanto*) este paréntesis ha sido demasiado largo xD como iba diciendo... Tras éso, vengo aquí con un pequeño fic que todavía no sé cuantos capítulos tendrá. El segundo está casi acabado, así que no tardaré mucho en ponerlo por aquí. (En éste no pasan muchas cosas, la verdad, pero en el segundo se empieza a ver más acción).

No pongo qué parejas saldrán porque se estropearía un poco el fic, si sois pacientes lo iréis descubriendo :3 Por cierto, esta vez no he hecho imagen porque no tengo como hacerlo T.T (lo que escribo y publico lo hago con mi Ipad, y el Ipad no tiene photoshop ;_;)

Ah, y he puesto de personajes algunos de los juniors (concretamente a Chino Aoi y Ootsuka Yuya, son adorableees~~) y los de B.I.Shadow :3 (Fuma y Kento)

Sin más, dejo de aburriros:

----------------------------------------------



Título : Kimi wo Mamoru Tame ni [Por Protegerte]
Longitud: 1/?? [En proceso]
Autora: Mika Teyuta.

http://amaikanji.blogspot.com/


Advertencia: Este fic contiene incesto, sexo explícito, violaciones, vocabulario vulgar, y todo lo que la mente perturbada de Mika es capaz de producir, si no es de tu agrado o no te sientes cómoda leyendo, no lo hagas, puesto que no me responsabilizo de traumas psicológicos xD


Kimi wo mamoru tame ni

Capítulo 1
Anata no Gōmon Bokusu ni Hairimasu
[Entrando en tu Caja de Tormento]


Llegué a mi nuevo hogar, cargando únicamente con una mochila en la que cabían todas mis pertenencias. La directora del centro me enseñó cada una de las habitaciones que componían aquel horfanato, terminando con la mía, que compartiría con otros nueve chicos. Dejé mi mochila en la litera inferior que me correspondía, y me tumbé sobre el colchón, cerrando los ojos.

[...]

- Ryosuke, lo siento mucho. Sabes que no nos queda otra opción. - decía la que fue un día mi madre, con los ojos vidriados.
-Tranquila, Reiko, te prometo que no seguiré tu ejemplo en la vida.- dije tan fríamente como me permitió aquel tono.

No, jamás sería como ella. Jamás.

- Ryosuke... - lloriqueó.
- Deja de llorar, te saldrán arrugas y perderás clientes. - cogí mi mochila colgándomela del hombro.
- Adiós, hijo. - me cogió del rostro y besuqueó toda mi cara, dejándome marcas de ese excesivo pintalabios carmesí que le hacía tener aquel aspecto tan extravagante. - Te prometo que iré a buscarte.
- No hay necesiadad de mentiras, prefiero saber que a partir de ahora me cuidaré solo. - dije limpiándome con las mangas de mi chaqueta.

Agachó la cabeza.

- Adiós, Reiko. - nunca me referí a ella como debía, y ésto me daba un motivo más para no llamarle aquéllo que ya no era.

Toqué brevemente sus labios con los míos, un acto un tanto atípico en una relación madre/hijo pero usual e inocente en la nuestra desde que tenía memoria.

- ¡Sigo siendo tu madre, Ryosuke! - escuché antes de entrar en aquel coche.

Y sonreí. "No, tú ya no eres mi madre".

[...]

Los murmullos que provenían de la puerta me despertaron, maldito sueño ligero.

-¿Estará muerto? - dijo una voz.
- Baaaka, yo creo que está dormido - esa voz sonaba todavía más aniñada que la primera.
- Yukorin, Aoi-chan, ¿Qué hacéis aquí? - el dueño de ésa parecía acabar de llegar.

Me incorporé, restregándome los ojos ante la mirada curiosa de aquellos tres niños que me observaban desde la puerta.

- Hola, eres el nuevo, ¿Verdad? - me sonrió el mayor de ellos que acababa de descubrir a los pequeños espiándome, por su apariencia diría que tendría unos doce años. - Mi nombre es Morimoto Shintaro, ¿Cómo te llamas? - su sonrisa era cálida e inocente, de las que se contagian.
- Me llamo Ryosuke, Yamada Ryosuke.
- Oh, también tienes apellido.
- Así es.- asentí.

Él se limitó a sonreírme, sin preguntar.

- Yamada-kun, éstos son Aoi y Yûya, pero puedes llamarlos Aoi-chan y Yukorin, ¿Ne?- dijo llevando su mirada hacia los pequeños que asintieron.

La puerta se abrió de un golpe, estruendosamente, haciendo que nuestra atención se dirigiera hacia las dos personas que entraban por ella: Un chico alto y de cabellos claros, acompañado por uno de poca estatura que caminaba tras él cabizbajo.

- Hora de cenar, vayámonos. - me miró Shintaro.

En su expresión no había rastro alguno de esa sonrisa que antes le dulcificaba el rostro.

Cogió al pequeño Aoi-chan de la mano y posando la otra sobre la espalda de Yukorin les obligó a andar con rapidez, indicándome con la mirada que les siguiera.

Antes de salir mis ojos pudieron ver como la figura del chico mayor arrojaba al otro sobre la cama y de no ser porque Shintaro cerró la puerta ante mi mirada atónita creo que hubiera visto más de la cuenta.

- Oye, ¿Qué ha sido éso? - traté de alcanzar sus pasos tras quedarme parado frente a la puerta.
- No te acerques a ese chico. - dijo el pequeño Aoi-chan - Es malo.

Shintaro miró al menor con ternura, y luego dirigió su vista hacia mí.

- Hazle caso, ne, Yamada-kun. - sonrió antes de separarse de mí, para dirigirse a su mesa del comedor.

Me senté en la esquina desocupada de mi mesa correspondiente, la que me había dicho anteriormente la directora, pasando desapercibido por los chicos que se encontraban ahí sentados.

- Hoy tampoco está. - dijo uno de ellos mirando hacia el asiento vacío a su lado, el asiento que se encontraba frente a mí.
- ¿No has notado que últimamente siempre es a esta hora, Ryutaro?- le respondió el chico que se sentaba a mi izquierda.
- No, Fuma-kun, y tampoco es que me importe, pero me pregunto cómo lo soportará. - soltó despreocupadamente mientras una de sus manos aguantaba el peso de su mejilla.

Entonces vi a los que antes habían entrado en la habitación atravesar la puerta del comedor, y al parecer mis compañeros de mesa también, porque de repente el silencio se hizo presente. El más alto fue recibido con un entusiasmo y casi alboroto en forma de saludo por la mesa de atrás, que constaba de chicos mayores, mientras que el otro caminó con la mirada fija en el suelo hasta la nuéstra, y tomó asiento frente a mí.

Si mal no había deducido, sobre quien hablaban instantes atrás era él, ¿Cierto? Solía querer evitar entrometerme en asuntos ajenos, pero tenía que admitir que la curiosidad me carcomía. No llevaba ni medio día en este centro y ya estaba hurgando donde no debía, aunque pensándolo bien yo no había hecho nada más que escuchar y ver inevitablemente y por casualidad cosas que al parecer no debía.

La comida fue servida, y como esperaba, era asquerosa. Sencillamente no podía tragármela. Miraba a todos a mi alrededor comiendo y me planteaba seriamente cómo lo conseguían. Tampoco es que estuviera acostumbrado a alimentarme de la alta cocina, simplemente la comida que me hacía yo mismo con los escasos ingredientes que conseguía me resultaba mucho más apetecible.

- Oye, chico nuevo, si no comes te castigan. Sólo te aviso. - dijo el chico sentado a mi lado, al que antes habían llamado Fuma-kun, corroborando lo que había estado picando mi mente desde que llegué: No es que hubiese pasado desapercibido, de verdad me habían estado ignorando.
- ¿En serio?

Se carcajearon ante mi pregunta, aunque no entendí del todo qué gracia tenía. Pude ver que aquel chico sentado frente a mí no se reía, ni siquiera había llegado a escucharlo; estaba inmerso en su mundo interior, revolviendo con la cuchara lo que fuera esa cosa verde radiactiva que componía nuestra cena, de vez en cuando se llevaba algo de ésta a la boca, pero su expresión ensimismada no variaba.

- Ey, nuevo, me caes bien,- dijo ese tal Ryutaro todavía con dejes de la risa - ¿Cómo decías que te llamabas?
- Yamada Ryosuke.
- Bien, yo soy Ryutaro.

En cuanto me presentaba a los demás que compartirían habitación conmigo a parte de mesa, observé que aquel chico no levantó la vista en ningún momento, no cambió de expresión, y ya no quedaba decir que su voz seguía siendo un misterio para mí.

Comimos y nos dirigimos a nuestras habitaciones puesto que a las nueve había que estar en la cama, aunque al parecer ésa no era la costumbre que tenían mis compañeros, ya que después de cambiar sus ropas por los pijamas cada uno buscó una manera distinta de pasar el rato, haciendo de todo, menos dormir.

El grupo de chicos con el que había hablado en la cena estaba entre los que se sentaron en círculo próximos a mi cama para jugar a las cartas.

- Oye, nuevo, lo siento no recuerdo tu nombre. - dijo ese chico llamado Kento dirigiendo su vista hacia mi figura tumbada en la cama que les miraba.
- Yamada Ryosuke.- dije medio adormilado.
- Éso. Yamada, ven a jugar con nosotros. - me sonrió.
- Éso, ven. - se volteó Ryutaro para mirarme.

Reí al ver como el que se sentaba junto a Ryutaro trataba de verle las cartas aprovechando que éste estaba volteado, Ryutaro se percató y le dio un golpe en la cabeza.

- ¿Por qué te has reído? Lo hubiese conseguido... - se quejaba entre las risas de todos Fuma-kun.
- Muy bien, Yamada. - me levantó el pulgar agradeciéndomelo. - Venga, ven, no te quedes ahí parado.

Accedí, al fin y al cabo una partida no me haría mal. Mientras jugábamos aquella pregunta no hacía más que estorbar en mi mente.

- Ne...- decidí de una vez por todas preguntarlo, fingiendo concentrarme en ordenar las cartas que tenía en mano - Ese chico... El que estaba con el mayor... ¿Qué ocurre exactamente con él?

De repente todas las expresiones se volvieron iguales: Serias y congeladas.

"Bien, Ryosuke, has metido la pata".

Los demás chicos de la habitación que antes habían estado hablando, otros leyendo, jugando y cosas por el estilo, de repente volcaron su atención en nuestro grupo, o más bien..., en mí, y la ola de murmullos fue disipándose hasta que se apagó al final del silencio.

- Ese chico... es mejor que tan sólo no te acerques a él, a ninguno de los dos. - dijo Ryutaro.
- ¿Por qué?

Ya dos personas me habían dicho cosas similares, empezaba a ser muy raro.

- Chinen Yuri...- comenzó a explicarme.
- O el conejito de Takaki... - sonó de fondo una voz, acompañada de unas risitas que fueron seguidas por más.

Ryutaro suspiró y me miró sonriendo amargamente.

Entonces, antes que acabara lo que había empezado a decir, escuchamos el chirrido oxidado de las bisagras metálicas de aquella puerta al abrirse.

- Nii-chan...- dijo Shintaro entrando en nuestra habitación a paso lento.

Llevé mi mirada hacia donde su vista se dirigía, sorprendiéndome con el descubrimiento.

- ¿Qué pasa, Shin-chan? - dijo Ryutaro levantándose.
- No puedo dormir. - Shintaro caminó hasta acurrucarse en el pecho de su hermano, quien lo abrazó protectoramente.
- ¿Otra vez la pesadilla? - pienso que ésto lo dijo tan bajito en su oído para que nadie más lo escuchara, sin embargo no pude evitar que llegase a mis oídos.

Shintaro asintió todavía envuelto en sus brazos.

- Bien, chicos, a la cama. - anunció Ryutaro caminando hacia el interruptor al lado de la puerta.
- Buenas noches, Yamada-kun. - me sonrió el pequeño mientras subía a la litera superior a la mía, que parecía ser la de Ryutaro.

Se escucharon bastantes quejidos y protestas de parte de los chicos tras haber Ryutaro apagado la luz.

- A callar, mi adorable hermanito no puede dormir, así que os aguantáis. - dejó que las risas inundaran la oscuridad de la habitación mientras subía a su cama.

- Buenas noches. - se escuchó la voz aniñada de Shintaro.
- Buenas noches, Shin-chan. - dijeron a desfase todas aquellas voces desordenadas que se esparcían por la habitación antes de que el silencio tomara cuenta de cada rincón.

Sentía la somnolencia invadir mi cuerpo, convirtiéndolo en una masa pesada y morosa, adentrándome en esas proyecciones incoherentes que atravesaban mi mente y constituían el principio de un sueño más.

- Ah... Nii-chan...

Y a pesar de todo aquella ténue voz consiguió hacer que abriera mis ojos de sobremanera.

- Shintaro...- escuché otro susurro.

Me incorporé en la cama tratando de asimilar lo que acababa de escuchar.

- Nii-chan... no, ¡Detente...! ah...

Vale, no me hacía falta tener la experiencia que me habían dado estos dieciséis años escuchando todo tipo de sonidos obscenos, para asegurar que éso que con dificultades llegaba a mis oídos no era de naturaleza casta.

Volví a tumbarme lentamente y por más que cerré los ojos, mis oídos no podían dejar de escuchar los movimientos de las sábanas, ese sonido característico de los labios al separarse; al entrelazar un beso, sus profundos suspiros..., Hasta que noté un ruido brusco, como si se hubiesen separado repentinamente.

-Perdóname Shin-chan... no volverá a pasar.

Bajó por las escaleras de nuestra litera, y vi cómo abría la puerta para marcharase.

- ¡Nii-chan...! - exclamó en tono débil saliendo casi de inmediato tras él.

Mi mente todavía trataba de procesar esa embarazosa información, que una vez más había captado por la más terrible de las casualidades, cuando interrumpieron mis pensamientos.

- Ya están otra vez con lo mismo. - bufó la voz de Kento proveniente del fondo derecho de la habitación.
- La culpa la tiene Shin-chan, si sabe que su hermano no puede resistirse que no venga a dormir con él.- sonó esta vez ótra que todavía no lograba distinguir, más cercana a mí.
- Sí, pero yo creo que lo hace a propósito, ¿Verdad? - dijo una tercera voz.
- Más que a propósito lo utiliza como excusa.

A partir de ahí cada vez más voces fueron agregándose a aquella conversación que aturdió mi mente, la cual se esforzaba en engullir todo aquéllo de golpe.



Aquella noche no había dormido muy bien, me costaba dormir en una cama nueva, sentía en falta el olor a perfume femenino de Reiko que inundaba toda aquella casa, sus manos acariciando mi rostro antes de irse a trabajar, el calor de su cuerpo al llegar por la mañana, la sensación de estar en aquel minúsculo apartamento al que llamábamos hogar.

" Reiko... Ahora que no estás pienso que hubiera estado bien haberte llamado, al menos una vez, 'Oka-san' ".

Sacudí la cabeza. No se merecía mi nostalgia. A partir de ese momento tendría que acostumbrarme, al fin y al cabo había decidido enfrentar esa realidad con sensatez. Me quedé unos instantes observando cómo la luz del alba entraba por la ventana y supuse que todavía era temprano ya que no nos habían venido a despertar, sin embargo me levanté, descubriendo que ni Ryutaro ni su hermano pequeño habían pasado la noche en su cama. Arrastré casi literalmente mi cuerpo por los pasillos hasta encontrarme con los baños. Y allí vi a ese chico...

Aunque el nerviosismo invadió sin razón alguna mi cuerpo, no dudé en aproximarme a una de las piletas que se extendían en toda la longitud de la pared de aquel cuarto, alejándome apenas por dos de éstas. Por mera curiosidad me volteé hacia él, y aquéllo que vi congeló mi mirada al instante: Cabizbajo cómo ya casi me había acostumbrado a verle, se encontraba cepillándose los dientes. Todo sería normal si no sujetáse una barra de jabón en la mano en la cual pasaba repetidas veces el cepillo para luego llevárselo a la boca, mientras sus sollozos inundaban cada rincón de aquel espacioso cuarto de baños y veía las lágrimas caer por sus mejillas, que en aquel ángulo era lo único que su flequillo no llegaba a ocultar.

- ¿Qu... Qué haces?- dije sorprendido, quitándole de inmediato el cepillo de dientes de sus manos.

Súbditamente su mirada se alzó hasta la mía, al parecer no se había percatado de mi presencia. Sentí mi interior quebrarse en diminutos pedazos ante aquellos ojos rojos, lacrimosos, hinchados, llenos de una angustia silenciosa.

Intentó quitármelo de las manos, sin embargo lo alcé en el aire, obligándole a elevarse sobre sus puntillas aunque igualmente no fuera capaz de alcanzarlo.

- ¿Cómo puedes estar lavándote los dientes con jabón? ¿No sabe amargo? - se rindió y se volteó de nuevo hacia la pileta, enjuagándose la boca.- Vaya, hay gente que está realmente obsesionada con la higiene. - reí pero ignoró esa broma de tan mal gusto. - Si no tienes pasta de dientes puedo dejártela - seguí intentando suavizar el ambiente, pero volvió a ignorarme y bajé la mano que le extendía mi pasta.

Tras apoyar sus manos sobre la pileta y respirar hondo, secándose las lágrimas con la manga de su pijama, se volteó y tal como me había imaginado, no se hizo de esperar ni dos pasos: Sus piernas temblaron y de no ser por la rapidez en la que le cogí, sus rodillas hubiesen impactado directamente contra el suelo.

- Suéltame...

Bonita palabra para ser la primera que me dirigía.

- Te caerás.
- ¡Me da igual! ¡No me toques! - intentó zafarse de mi agarre, consiguiendo resultados contrarios. - No me toques... - salió de sus labios como un débil plañido.
- ¿Sabes? Eres más extraño de lo que imaginaba, Chinen Yuri.
- Veo que ya te han hablado de mí, más razón para que sepas que no es bueno relacionarse conmigo... - su voz carecía de intensidad, de tonalidad; era totalmente flemática.

¿Eh...? En ese momento deseé que me hubiesen terminado de explicar lo que ocurría con este chico.

- No lo han hecho, pero ahora lo que importa no es éso, ¿Qué te ha ocurrido? deberías tumbarte para descansar.
- Sólo déjame en paz, ¿Quieres?
- No, no quiero. - empezaba a molestarme el que me diese órdenes. - Y no creo que estés en condiciones de negarte a mi ayuda.
- Eres más terco de lo que imaginaba, Yamada Ryosuke. - sonreí ante ese comentario, aunque él mantuviese su mirada ausente como hasta ese momento. - Sólo hasta llegar a mi habitación, y luego te marchas.
- De acuerdo. - dije ya más satisfecho.



Llegué al cuarto después de dejar a Chinen en el suyo, al parecer ya habían venido a levantarles, pues la mitad de los chicos estaban ya despiertos, y entre ellos, Ryutaro. Era extraño pero no lograba mirarle, más bien no sabía cómo hacerlo después de lo escuchado ayer.

Me acerqué a mi cama tratando de actuar normalmente.

- Buenos días. - me sonrió.
- Buenas días. - dije y por alguna razón me sentí aliviado.

Ya en el comedor, el desayuno fue servido. Por suerte era comestible. Esperé a que Chinen llegara pero no apareció, sin embargo ese chico... - Takaki, creo - sí estaba allí, lo cual me extrañó, puesto que cuando uno de ellos no estaba, el otro tampoco.

- ¿No vendrá a desayunar? - pregunté tratando de que sonara a comentario insustancial.
- No, nunca viene. - respondió Fuma-kun llevándose su rebanada de pan a la boca.
- Hum... - murmuré pensativo.

Pensándolo bien; si no podía dar dos pasos, se le haría difícil llegar hasta aquí.

Al terminar mi desayuno caminé en dirección a su habitación, me preocupaba el estado de aquel extraño chico, tal vez debería haber traído algo de comida conmigo, aunque ahora ya era tarde; sin apenas percatarme de ello ya me encontraba frente a la puerta del cuarto de Chinen, que era la siguiente a la mía.

- Te he dicho que no lo quiero, Shintaro.
- Vale, pero te lo dejaré aquí, ¿Ne?

Incliné mi cabeza hasta ver por la abertura de la puerta a Shintaro dejando en el suelo, junto a la cama de Chinen, una bandeja que parecía componerse por lo servido esta mañana. Me incorporé pero no me dio tiempo apartarme, cuando Shintaro abrió la puerta vi la sorpresa escrita en su rostro, que después pasó a convertirse en una de sus afables sonrisas.

- ¿Qué tal ha sido tu primera noche aquí, Yamada-kun? - ignoró que acababa de descubrirme espiándoles.

Caminamos hablando de cosas triviales, creo que nos dirigíamos hacia la entrada del patio trasero, donde había un pequeño espacio abierto con unos cuántos árboles y plantas, o como la directora lo había llamado: " El jardín del centro ".

- ¡Nii-chan! - dijo nada más divisar a su hermano junto a su, como ya había comprobado, grupo de amigos habitual.

Y a la mitad del recorrido detuvo sus apresurados pasos para volver hacia donde me encontraba.

- Ne, no comentes con mi hermano lo de Chinen-kun, ¿Vale? - me extendió el dedo meñique.
- De acuerdo. - sonreí, aún sin comprender muy bien sus razones, y sólo lo enlacé con el mío.

Caminaba de vuelta a mi habitación cuando una figura me llamó la atención, sí; era ese tal Takaki, acompañado por otros cuatro chicos. A pesar de que eran considerablemente atractivos y que caminaban charlando y riendo como cualquiera, a su alrededor se dispersaba un aura extraña, una que advertía no acercárseles, y al parecer no era imaginación mía, porque los chicos que pasaban a su lado tomaban cierta distancia, incluso fijaban su vista en el suelo.

Cada vez estaban más cerca, y tomando ejemplo, hice lo mismo que los demás.

- Eh, Kota, mira. - escuché que hablaba Takaki.
- ¿Es el nuevo? No está mal. - le respondió éste, haciendo que mi piel se erizase.

Pasé por ellos, sin decir palabra alguna lo más rápido que me permitió aquel ritmo.



Llevaba dos días sin ver a Chinen y no sé muy bien por qué pero me preocupaba. Dejé el manga que tenía entre manos para dirigirme al comedor. La cena había llegado con rapidez mientras leía.

Me senté en la mesa y mis compañeros fueron llegando paulatinamente, hasta que vi su pequeña figura atravesar la puerta sin prisas y mi rostro se iluminó.

- Hola, Chinen.

Maldigo el día en que se me ocurrió la estúpida idea de saludarlo. Escuché cómo toda mi mesa retuvo el aire de forma bastante sonora, escandalizados. Vi como Chinen, todavía congelado de pie, fruncía el seño desconcertado. La mesa de atrás tuvo una reacción similar, ya que el silencio la invadió de inmediato. Entonces, poco a poco las voces fueron apagándose y aquel comedor, con más de ochenta chicos, quedó sumido en un silencio inhumano.

Mi corazón empezó a palpitar considerablemente, ¡Genial! No sé que había hecho, pero había metido la pata hasta el fondo.

Chinen se sentó en su asiento, concentrando su mirada en la cena, como si palabra alguna hubiese alcanzado sus oídos y poco a poco volvió a oírse un leve murmullo que creció gradualmente hasta convertirse en el manto ruidoso que normalmente se extendía por el comedor.



- Pero, ¿Cómo se te ocurre? - rió un admirado Ryutaro, mientras se quitaba la camiseta.
- No sé, nunca pensé que un simple "hola" armaría todo éso, ¿Qué os pasa a todos?
- ¿Que qué nos pasa a todos? - intevino Kento. - ¡Es el conejito de Takaki, Yamada-kun!
- ¡No sé a qué os referís con éso! - repliqué.
- Hi, minna~~- interrumpió una voz dulce entrando en nuestra habitación.
- Hi, Shin-chan. - respondimos todos desorganizadamente, no había tardado mucho en acostumbrarme a ese hábito.

Shintaro se acercó a su hermano todavía con el pecho al descubierto y agarrándose de su cintura se puso de puntillas para alcanzar con sus labios su mejilla.

- Oyasumi, Nii-chan. - dijo.
- Oyasumi. - respondió mientras el pequeño mantenía el agarre, para después soltarse y voltearse, abandonando nuestro cuarto. - Miierda... - esuché cómo bufaba, apoyándose en una de los barras que actuaban como peldaños para aquella escalera que subía a la litera superior, y su mirada se concentraba en la puerta en la que instantes atrás había atravesado su hermano. - No me mires así. - de repente su vista se fijó en la mía.

Salí de aquel trance temporal de un salto, no me había dado cuenta que le estaba mirando tan fijamente.

- No soy tan monstruoso como parece, ¿Sabes?
- ¿Monstruoso? - reí con nerviosismo. - yo no pienso éso.
- ¿De veras? - sonrió y se puso la camisa del pijama - Lo que pasa es que... - tras haberse quedado segundos rebuscando en su mente alguna palabra, suspiró. - Sí, soy tan monstruoso como parece. - llegó a la conclusión.

- ¡Ryutaro! - de la nada Kento le cogió del cuello y empezó a restregar sus nudillos en la cabeza del chico, que no hacía más que quejarse.

Me sorprendí ante un acto tan súbito y justo cuando pretendía tomármelo como una salvajada de adolescentes más, mis ojos se encontraron con los de Kento. En su expresión estaba escrito una clara advertencia de "tema delicado".

Apreté los labios y asentí ligeramente, en señal de haberlo captado, él suspiró en una sonrisa y dejó a Ryutaro incorporarse aunque manteniéndolo preso.

- ¿Eres subnormal? ¡Te haré comprobar lo que duele! - salió corriendo tras él entre risas.


Los tres últimos días habían sido tranquilos, empezaba a acostumbrarme a aquel ambiente. La cama seguía siendo incómoda pero empezaba a sospechar que no era cosa mía, sino de la antigúedad del colchón. Me levanté, como ya había creado costumbre, antes que mis compañeros, y tras asearme me encaminé de nuevo hacia mi cuarto, pero antes de entrar algo me detuvo: Escuché un ruido metálico rebotar contra el suelo. Fruncí el seño desconcertado, desviando mis pasos hacia el comedor, de donde parecía provenir.

Y al pararme frente a la entrada que carecía de puerta vi a Chinen, agachándose en el suelo para recoger el cuchillo que al parecer se le había caído. Y seguidamente, tras chasquear con fastidio la lengua, se incorporó. Pasó su mirada por la mía y tras percatarse de lo que acababa de ver la volvió atrás con rapidez.

- ¿Qué haces aquí? - se desplazó hasta la mesa donde había una manzana a medio cortar.

Ya era capaz de suponer cómo se produjo el ruido.

- Sólo quería saber qué había sido éso, ¿Siempre eres así de simpático? - solté con sarcasmo.

Me ignoró, terminando de cortar aquella pieza de fruta. Tomé asiento frente a él, por alguna razón no me apetecía irme.

- ¿Por qué te sientas? Vete. - soltó antes de morder un trozo cortado de manzana.
- Así que comes aquí cada mañana antes que todos...
- ¿Y? - añadió con indiferencia.
- Que ahora comprendo por qué nunca estás en los desayunos.
- ¿Quieres que te dé un premio por ello? - recalcó cuánto le interesaba mi conversación. - En serio, vete.
- ¿Por qué debería? Me pareces interesante.
- Interesante, ¿Eh? Creo que eres el único que lo piensa. - bebió un sorbo del vaso de agua que descansaba sobre la mesa.

Entonces escuchamos unos pasos acercarse, y unas voces cada vez más claras. Vi cómo Chinen paraba cualquier signo de movimiento, tensando todo su cuerpo, incluso aguantando la respiración. Se concentró tan minuciosamente en el sonido que caminaba hacia nosotros que sus ojos se quedaron clavados en el plato, y el pedazo de fruta a medio morder en su boca. Observé con extrañeza cómo su mirada con lentitud se alzaba hacia la puerta, una mirada que tenía el temor escrito en ella.

Esa persona que a través de la puerta vimos pasar por el pasillo, junto a sus compañías habituales, retrocedió unos pasos comprobando con la mirada aquéllo que había visto. Les dijo unas palabras rápidas a los otros cuatro, quienes siguieron su anterior camino, para luego cambiar el sentido de su dirección hacia nosotros.

- Hola, conejito. - dijo Takaki acercándose al rostro del menor, y tras cogerle del mentón e introducirse aquel trozo de manzana que sobresalía de su boca, se aseguró de rozar los labios del tembloroso chico antes de morder la fruta y tomar distancia.

Se incorporó, apoyándose en la mesa de cara a Chinen, de forma que yo veía su espalda. Miró sobre su hombro mi figura y sonrió de lado.

- Vaya, aquí tenemos al chico nuevo. - dijo volteándose. - ¿No eres tú el mismo imbécil que le saludó hará unos días? - soltó una carcajada.

Abrí la boca para decir algo, sin embargo una mirada implorante hizo que me detuviera, ¿Por qué los ojos de Chinen frenaron mis palabras?

- ¿Cómo se llama? - le preguntó a Chinen.

¿Acaso pensaba que no tenía boca para decírselo yo?

- Yam... Yamada... Ryosuke.

Su voz hacía altibajos sin sentido, y pude observar que en ningún momento miraba a aquel chico a la cara, no por indiferencia, - como hacía conmigo - sino por puro miedo.

- Bueno, Yamada, nosotros nos vamos. - dijo con una sonrisa en los labios.
- ¿Eh? - alzó el rostro Chinen inmediatamente.
- Levanta el culo de la silla y vámonos. - repitió Takaki cambiando su expresión mientras vocalizaba con excesividad, dándole a esa oración un tono autoritario.

Aquel semblante que ahora sí concordaba con su aura me erizaban la piel.

- No..., yo..., todavía no he terminado de comer. - Chinen buscó un punto en la mesa en el cual posar su vista, sin embargo ninguno de ellos parecía darle el valor suficiente.
- ¿Qué has dicho?

Chinen le miró, como intentando rectificar sus palabras con la mente.

- Vale. - la expresión de Takaki volvió a cambiar a aquella sonrisa que, me atrevería a decir, ahora causaba el mismo temor que su anterior expresión - Buen provecho. - se volteó con un giro seco, y su figura desapareció por la puerta en cuestión de segundos.

Chinen retuvo el aire en sus pulmones, horrorizado. Cogió su vaso y el temblor en sus manos era tal que el agua dentro de ésta se revolvía exageradamente, a punto de caerse. Cerró los ojos fuertemente mientras tragaba aquella agua, provocando que las lágrimas acumuladas en éstos cayeran por sus mejillas.

___________________________________




Ne ne ne~~~~ ¿Qué os ha parecido?
Comentad onegai >.<

3 comentarios:

  1. owo...!!!!! MORÍ !!!! me encanto el fic's quiero la conti onegai... pobre chinen... se ve que realmente odia a Yuya u.ú y Ryosuke todo confundido me dejo .____. haha... Ryutaro con Shintaro owo...!! nunca lo imaguine honto honto no lo puedo creer... aish!! le doy la mejor nota a este fic's ^o^ nee cuidate kisses... Chu~*

    byebye!!*

    [*~Rys Nakakim~*]

    ResponderEliminar
  2. KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
    ES GENIIAL!
    AWWW POBRE CHII!! u_u
    quuando diijeroon que era Chii me entro muucha mas curiosidad!!!
    D:
    esta geniiaL! onegaii siiganlo >w<
    esta geniiaL! hermoso *o*
    OjaLa yamada ayude al pequeño Yuri u_u

    graciias *O*

    Cho~

    ResponderEliminar
  3. Dios por donde comenzar... simplemente INCREIBLE FAN FIC!!!, la redaccion es muy buena, el manejo de los tiempos a veces es un poco confuza pero aun asi la forma de plantear las situaciones es extraordinari... (comentario como editora)

    Por otro lado.... >w< POR QUE PONEN A MI YUYA Y A LOS BEST (imagino que son ellos) COMO LOS MALOS!!! YADAAAA... MI YUUYAN ES UN AMOR... (comentario de una maniatia Fan de Yuya)

    En general aplaudo muchisimo tu trabajo, seria una lastima, sobre todo para los lectores que no continues, maravilloso trabajo!!!! RESUMIENDO: QUIERO LEER MÁS!!!

    ResponderEliminar