martes, 15 de marzo de 2011

kimi wo mamoru tame ni [ cap 4]






Me pregunto por qué no soy capaz de escribir sólo cosas bonitas y rosas u.u" supongo que no es lo mío.
Estoy depresiva, mañana empiezan otra vez las clases... ¡NOOOO! Nandeeeee? T.T
Os dejo el capi ne~

Narra Chinen :3



------------------------------------------------------------------------------------------

Kimi wo Mamoru Tame ni
[Por Protegerte]

Capítulo 4


Kimi no Kuchibiru no Yasashisa
[La Amabilidad de tus Labios]


Una nube. Una nube espesa y negra: Ahí dentro me encontraba, flotando sin dirección. Miré hacia un lado: Oscuridad. Hacia el ótro: Negrura. Mi pecho se oprimió y junto a esta sensación, de forma súbita, noté mi cuerpo caer, caer a una velocidad aterrorizante. Sentía mi estómago revolverse y los gritos salir por mi boca, llenando el vacío de aquel lugar.

Pero nadie me escuchaba; nadie me escuchó.

Mis gritos se mezclaban con el llanto, rasgando la oscuridad de la silenciosa paz en aquella nada, mientras seguía cayendo.

Hasta que me cansé de gritar, de gastar mi voz en vano.

Cerré los ojos y sentí las lágrimas descender lentamente. Intentaba que el temor no me inundase, adaptándome a la idea de permanecer toda mi vida precipitándome en lo desconocido. Y lo conseguí. Y me acostumbré. Y las lágrimas secaron sobre mis mejillas.

Sin embargo algo me detuvo.

Una mano, éso fue lo que me detuvo. Una mano agarró la mía fuerte, muy fuertemente. Abrí los ojos y descubrí que la oscuridad se había tornado luz. Una luz cegadora y cálida, una luz que envolvía, que me llenaba de esperanzas.

Hasta que esa luz... también empezó a caer.



Mis párpados se abrieron súbitamente. Mi corazón se había agitado y sentía mis pulmones trabajar a su máxima velocidad.

- ¿Estás bien? - escuché un cercano susurro.

¿Eh? ¿Esa voz era...? Volteé el rostro y pegué un respingo al ver a Yamada de costado, tumbado detrás de mí con su brazo descansando sobre mi cintura.

- Ya...Yam... Yamada, ¿Qué haces aquí? - me incorporé rápidamente, contestándole con el mismo tono bajo, para no despertar a nadie.
- ¿Cómo que qué hago aquí? - se sentó también, con calma, bostezando. - No sé si lo has notado pero ésta es mi cama. - rió, restregándose los ojos.

Miré a los lados con rapidez, comprobando que era cierto.

Entonces me acordé: Ayer... Ayer vine a entregarle ese manga que se dejó en mi cuarto y me tumbé... las sábanas olían a él.

Balanceé la cabeza, intentando calmar el rubor que subía a mis mejillas.

- ¿Por qué no me despertaste? - agaché levemente el rostro.
- Soñabas tan plácidamente que preferí no hacerlo.

Alcé la mirada hacia él. Y noté cómo una de sus manos se posaba sobre mi rostro.

- ¿Te encuentras bien?

Tragué saliva. Sus ojos clavados sobre los míos me agitaban, y la cercanía de su mano no ayudaba a calmarme.

- ¿Por qué lo dices?
- Has tenido una pesadilla, ¿Verdad?
- E... Estoy bien, tranquilo.

Sonrió, y cerré los ojos inconscientemente cuando sentí sus labios sobre mi frente, mientras mis mejillas adquirían una leve tonalidad rosada.

- Me voy..., an... antes que se despierten todos. - susurré sin saber exactamente cómo reaccionar.

Me levanté, notando su mirada en mi espalda mientras me encaminaba hacia aquella puerta que cerré con cuidado.



Caminaba hacia los jardines después de comer, con la intención de permanecer en la casita escondido el resto de la tarde, pero de un repentino estirón un brazo me obligó a cambiar de planes radicalmente, haciéndome entrar en una habitación para clavarme de la más brusca de las formas contra la pared.

- Hi... Hikaru-kun... - balbuceé, desconcertado.
- Hola, Chinen. - sonrió, sus manos apoyadas a los lados de mi cabeza me impedían cualquier intento de fuga.
- ¿Qu...?
- Ayer, - me interrumpió - te vi en la cama de Yamada. Tu nuevo amiguito es muy cariñoso, ¿No crees, Chinen?

Tragué saliva.

- ¿Qué crees que opinará Takaki si se entera de que dormiste con él?
- N... No hemos hecho nada, é... él sólo... No... ¡No se lo digas a Takaki, por favor!

Las palabras salían desordenadas e inintelegibles por mi boca, no podía evitarlo, el sólo pensar en que Takaki se enterase de aquéllo, hacía que ya sintiese el dolor de los golpes en mi piel; esta vez no sería tan benévolo cómo en la primera, él mismo me avisó.

- ¿Por favor? ¿Y qué obtengo yo a cambio, Chinen? - habló, posando su mano sobre mi mejilla y acariciando con su pulgar mi labio inferior.

Aparté bruscamente con el brazo ese contacto de mi rostro, y mi expresión coaccionada repeló su mirada, descendiendo mis ojos para luego agacharme.

Tras quedar arrodillado frente a él, le desabroché el botón del pantalón, para acto seguido bajarle la cremallera de éste. Palpé el bulto bajo sus boxers, notando cómo respondía, apartando la vista para no ver aquéllo.

Al notar que era suficiente, estiré del borde de sus boxers hacia abajo, dejando a mi vista aquella parte semidespierta de él. Volví a rehuir la mirada, avergonzado. Cerré los ojos y la introduje en mi boca lentamente, escuchando cómo un sonido grave salía de sus labios.

Comencé a moverme y a sentir su virilidad crecer y endurecerse cada vez más dentro de mi cavidad.

- Házlo bien, o ya sabes.

Cogí su miembro entre mis manos, apartándome para comenzar a acomplejar mis movimientos. Acerqué mi lengua a la punta de su hombría, haciendo círculos con ella para luego introducirme sólo esa parte. Succioné, y un suspiro salió de su boca.

- Ah... Joder, que bien enseñado te tiene Takaki...

Entonces la puerta se abrió, pegué un respingo pero al ver quien era continué con mi forzosa labor.

- Hikaru, ¿Qué haces jugando con el conejito de Takaki? Como te vea te mata.
- Tranquilo Kota, está muy ocupado con Daiki y Kei ahora. - alargó la palabra "muy", dándole un tono pícaro que hasta yo entendí.

Ambos rieron, mientras yo me concentraba en hacer lo que debía, pasando esta vez mi lengua por la longitud del sexo de Hikaru.

- Kota ah..., ven aquí. - le cogió de la muñeca, situándolo detrás suyo.

El mayor sonrió, sujetándose a la cintura de Hikaru, quien apoyó las manos en la pared al sentir cómo esa parte suya se restregaba en él.

- Ah... Kota... Te estás poniendo duro.

El más alto rió.

- ¿Quieres sentirlo dentro de ti?
- Sí...

Se desabrochó la parte delantera de su pantalón, bajándoselos aún más a Hikaru para rozar su miembro erecto contra él, mientras éste le humedecía los dedos.

Cerré los ojos, imaginándome que no estaba allí; me avergonzaba ver aquéllo, pero no pude evitar volver a la realidad al sentir cómo Hikaru cogía mis cabellos, moviéndome la cabeza a su antojo mientras salía y entraba en mi boca.

Dejó escaparse un gemido al sentir a Yabu entrar en él.

- Ah... Kou-chan... Sí... Así...
- Eh, criajo, ya... Ah... Ya puedes irte. - me habló Kota.
- ¿Eh? ¿Por qué~? - sonó un meloso Hikaru-kun.
- No le quiero aquí. Venga, vete.

Me incorporé, y tras caminar hasta la puerta, me volteé otra vez.

- Hikaru-kun... No le dirás nada, ¿Verdad? - dije y vi cómo Kota le volteaba, alzándole de los muslos para que el menor le rodeara con sus piernas.
- No..., Ah... Vete ya. - respondió enredando sus dedos en el cabello de Kota, quien se encontraba apoderándose de su cuello, mientras le embestía con fuerza.
- ¿Decir qué? - escuché un susurro del mayor, mientras abandonaba la zona antes mordisqueada, dirigiéndose a sus labios.
- Nada. - le respondió en el mismo tono para luego unir finalmente sus labios, en un beso lleno de deseo y lujuria.



Tras cepillarme los dientes y dejar el neceser en mi cuarto, volví a emprender mi camino hacia la casita del jardín, buscando algo de paz; necesitaba esconderme, sin embargo, para mi sopresa, la puerta estaba abierta.

La entreabrí y vi cómo Yamada jugaba con Yoru-chan, haciendo que saltase para alcanzar un hilo que aguantaba en su mano. Sonreía, esa sonrisa... ¿Por qué conseguía aquel efecto en mí?

- Ah, Chinen, ¿Dónde estabas? Te he estado buscando. - me descubrió y no me quedó otra opción que pasar.

Y la preocupación volvió de nuevo. Si por un casual Hikaru decidiese decírselo a Takaki, sufriría las consecuencias, y de seguro, cómo me había dicho aquella vez, serían mucho peores.

- ¿Qué ocurre? - se levantó.
- ¿Eh? Ah, nada. - sin apenas percibirlo esos pensamientos habían tomado cuenta de mi expresión. - Bueno, me voy. - sonreí y me volteé.

Pero su mano se posó sobre la mía en la manilla de la puerta.

- Chinen, - me volteó hacia él de los hombros. - ¿Qué ha pasado? ¿Takaki?

Negué con la cabeza, incapaz de mirarle.

- Dímelo, Chinen.
- N... No..., me da vergüenza.

Alzó mi rostro hacia él y, como ya empezaba a ser habitual, besó mi frente con aquella delicadeza que erizaba mi piel.

- Hikaru... Hikaru-kun me vio ayer en tu cama y... Sabe que dormí allí...

¿Por qué le contaba todo aquéllo? Las palabras salían sin consultármelo por mi boca.

- Tengo miedo de que se lo cuente..., Takaki... me da mucho miedo...

Agaché la cabeza, luchando contra las lágrimas. No, no quería que saliesen, ¿Por qué lloraba con tanta facilidad cuando me encontraba frente a él? ¿Por qué su presencia me volvía débil? Yo... Aguanté todo hasta ahora callado, reteniéndolas al máximo en mi interior, esforzándome en ser una simple marioneta sin sentimientos..., era lo más conveniente en mi situación, pero esa persona... Me hacía sentir humano. El tacto de sus manos sobre mi piel provocaba una reacción agradable en mi cuerpo que cada vez me apetecía rechazar menos, cómo si, más que acostumbrarme, me estuviera volviendo dependiente a ella.

Su cuerpo dio un paso hacia mí, y mi cabeza gacha recostó su frente en aquel hombro. Mis manos sintieron ese impulso propio y se posaron sobre su cintura. Sentí sus brazos rodearme y acercarnos, restando la distancia que nos separaba del término "abrazo". Y resbalé las manos hasta posarlas en su espalda, estrechándolo a mí del mismo modo.

Yo... ¿Qué estaba haciendo?

Mis sollozos me delataban, la humedad que dejaba sobre su cuello también. Me cogió de los hombros, apartándome lo suficiente de sí como para comprobar que estaba llorando.

- Venga... no llores, no pasará nada, ¿Ne? - cogió mi semblante entre sus manos, mostrándome una alentadora sonrisa.

Sus labios tomaron contacto una vez más con mi frente, bajaron rozándome hasta mi nariz; besándola también, luego se posaron sobre mi mejilla, y al final... al final... Esos labios se unieron con los míos. La bravedad de aquel fugaz contacto me hizo entrecerrar los ojos, cómo si una pequeña ola eléctrica hubiera invadido mi cuerpo, y no niego que así fuese.

Volvió a abrazarme, y mi mejilla se recostó sobre su pecho.

Aquéllo... era tan agradable; sumamente agradable. Me sentía envuelto en una nube de algodón, cómo si todo a mi alrededor se desvaneciese. Mi corazón, colmado por aquel sentimiento, parecía querer explotar de ternura, era una sensación que no recordaba haber sentido jamás; la más hermosa de las sensaciones.



- Chinen~ - susurró una voz conocida, dándole un tono melódico. - Buenos días. - me saludó alegremente Yamada, tras haberme volteado algo sorprendido.
- Buenos días, Yamada. - respondí.
- ¿Sabes? Hoy he soñado algo muy raro...

Sonreí, mientras escuchaba cada detalle en las palabras que salían con tanto entusiasmo de su boca, y casi sin precebirlo llegamos al comedor, el cual todavía se encontraba vacío. Cogimos lo que iba a ser nuestro desayuno y nos sentamos en la mesa correspondiente.

- Hoy estás de buen humor, Yamada.- reí en tono bajo, al percatarme de que, más que comer, se había pasado todo el desayuno averiguando cómo hablar y masticar a la vez y lograr que sus palabras se entendieran.
- Porque tú lo estás. - tragó el último bocado.
- ¿Lo estoy?
- Sí, mira, ahora mismo me estás sonriendo.

Desvié la mirada, curvando mis labios torpemente.

- ¿Has acabado? Venga, vamos a darle de comer a Yoru-chan antes que se despierten todos. - dijo.

Caminamos por el pasillo, un silencio confortable nos rodeaba, en el cual únicamente el sonido de nuestros pasos se inminscuía.

Mis párpados se abrieron casi instantáneamente: Talón, punta, talón..., Pasos grandes y firmes. El sonido seco de sus zapatos chocando en aquel compás tan característico contra el suelo me era inconfundible.

- ¿Qué pasa? - escuché que me decía una voz dulce a mi lado.

Cogí sin pensármelo dos veces la mano de Yamada y en aquel arrastre lo adentré junto a mí a la primera puerta que encontré.

Miré incrédulo a los lados, descubriendo que habíamos entrado en los baños, donde, de seguro, aquella recién levantada persona sólo podía dirigirse.

- ¡¿Y ahora qué?! - murmuré perdiendo el control.

Y justo entonces noté cómo la mano de Yamada, todavía unida a la mía, me arrastraba.

La puerta de una de las estrechas cabinas de la duchas se cerró milésimas de segundos antes de que la de la entrada del baño se abriese.

Mi corazón empezó a bombear sangre tan rápidamente que temía que ese todavía adormilado Takaki lo percibiera desde donde se encontraba cepillándose los dientes.

- Tranquilízate...

Un susurro, casi inaudible si no estuviera tan próximo a mí, acarició mi oído, adentrándose en mi cuerpo y volviéndose vibraciones que me agitaron, esta vez de un sentimiento diferente.

Cogió mis manos, que hasta ese momento no había notado que temblaban con levedad, y, estrechándolas entre las suyas, las besó. Se separó de ellas con lentitud, alzando el rostro. Me miró, y temblé; allí estaba otra vez: Esa pequeña presión sobre mis labios. Un roce breve, cálido y... desconcertante.

Le abracé, escondiendo mi rostro en su hombro, hasta que escuchamos cómo Takaki salía.

¿Por qué, más que ignorarlo, estábamos tratando con tanta normalidad ese tipo de contacto? Ésto estaba mal, ¿Por qué no reaccionaba? Tal vez... Porque había descubierto que dejarme llevar era algo demasiado agradable.




- Ne... Shintaro. - le dije, algo avergonzado por lo que preguntaría. - ¿Si besas a alguien... significa que te gusta, verdad?

¿Qué hacía yo preguntándole a un niño de doce años éso? Aunque pensándolo bien él tenía más experiencia en este tipo de cosas... creo.

Vi a Shintaro sonreír, sentado en el borde de mi cama, algo desconcertado por la pregunta.

- Sí... yo no le veo otra razón. - cogió un trozo del pan que me había traído. - ¿Seguro que no quieres? - me lo ofreció y negué.
- Te he dicho que ya he desayunado.

Se lo llevó a la boca.

Hoy, como otros muchos días, Shintaro se había acercado a mi habitación, preocupado por mi dieta, y yo no podía evitar, contrariamente a lo habitual, que ese buen humor que irradiaba no se percibiese, puesto que normalmente evitaría intercambiar palabras con él, a pesar de que se empeñara en lo contrario.

- ¿Quién te ha besado, Chinen?

Me atranganté con mi propia saliva, empezando a toser sin control.

- ¡Que te mueres! ¡Respira! - me golpeaba levemente la espalda.

Después de unos minutos de desesperación y agonía, carraspeé la garganta por décima vez, intentando devolverla a su estado normal.

- ¿Yamada-kun te ha besado? - sonrió pícaramente cuando me normalicé, insistiendo en aquéllo.
- No, Shintaro... Ya basta, puedes irte.
- Jo... Venga, dímelo, ¿Cómo besa Yamada-kun? ¿Sabes? Cuando besé a Nii-chan por primera vez...

Su voz irrefrenable entraba en mi cabeza, sin que ésta descodificara las palabras; me encontraba completamente ensimismado.

Y es que ni siquiera.... ¡Ni siquiera me había besado! Sólo fue un pequeño toque... es decir, para tranquilizarme, ¿No? No se puede llamar beso... ¡¿En qué estaba pensando? ¿Yo... Quería que me besase? Sí..., sólo para saber cómo se siente...

- Chinen. - mi mirada se dirigió inmediatamente hacia aquella voz que me llamaba desde la puerta. - Takaki te llama. - dijo Daiki.

Toda expresión en mi rostro desapareció, agachando la cabeza.

- V... Voy. - me levanté.

Al llegar a la mitad del pasillo donde caminaba tras esas dos figuras, Daiki se detuvo, pausando también los pasos de Kei.

- Chinen, aléjate de Yamada... no te conviene. - dijo repentinamente, al voltearse hacia mí.
- Dai-chan no d...
- Kei también piensa lo mismo. - cortó las palabras del mayor, quien sólo atinó a agachar la cabeza, corroborando lo dicho.
- Sabes que no somos como ellos, pero no podemos hacer nada para ayud...
- Ya basta, Dai-chan.

Kei dio por finalizada la conversación, agarrando la mano de Daiki para seguir avanzando hacia la habitación de los mayores; la última puerta a la derecha.

No quería entrar, no... mis manos temblaban. En la mirada de Daiki pude percibir que nada bueno se presagiaba. Pero, como era de esperar, no tuve más opción que hacerlo.

- ¿M... Me llamabas? - sonó mi voz mientras me acercaba a paso lento hacia su figura.

Daiki y Kei aguardaron de pie a cada lado del interior de la puerta. Me asusté, ¿Acaso era para que no escapase? Takaki se encontraba sentado sobre una de las camas inferiores de las literas, la cual, en la parte superior estaba un Kota adentrado en la lectura de una revista mientras descansaba sus piernas sobre las de Hikaru, sentado en la misma que él, haciendo lo mismo.

Takaki volvió su mirada hacia mí, y se levantó.

- Acércate. - su voz era firme, autoritaria.

Di dos pasos, obedeciéndole.

La mano derecha de Takaki se alzó por encima de su hombro izquierdo, y ni siquiera tuve tiempo de retener el aire en mis pulmones: El dorso de ésta impactó con tal fuerza contra mi mejilla, que sentí antes el dolor de mis rodillas clavándose en el suelo, que el agudo escozor que hormigueaba la zona.

Un nudo se formó en mi garganta, y mis sollozos salieron nada más sobarme esa parte.

- Mira qué me obligas a hacer en tu preciosa cara. - se agachó, volteándome al cogerme de la quijada y haciéndome temblar ante esa mirada aparentemente serena, pero que ocultaba una furia desenfrenada. - Eres un conejito desobediente, ¿Cómo te has atrevido? - esos dedos se hundieron más en mis mejillas, lastimándome.

Me arrojó al suelo con brusquedad.

Se levantó. Intenté al menos incorporarme para quedar nuevamente de rodillas, pero un pie sobre mí lo impidió.

- ¿Qué? - un fuerte golpe se clavó en mi estómago, haciendo que mi cuerpo se zarandeara.

Y cerré los ojos, sintiendo esas gruesas y saladas gotas descender.

- ¿Te folló? ¿Eh? ¿Te gustó cómo te folló?

Sus patadas se hundían una y otra vez en mí, sin importar dónde impactaban, él sólo cogía impulso y hacía que el dolor chocara de aquella manera hiriente en alguna parte de mi encogido cuerpo sobre el heladísimo suelo.

Mantenía mis brazos flexionados a cada lado de mi rostro, esperando que todo acabase pronto. Lloraba, y por más que aquel nombre salía a gritos de mi interior, nadie aparecía, nadie me salvaría, siempre lo supe. La única calidez con la que siempre podría contar se llamaba lágrimas, ellas... Nunca me abandonaban.

"Yamada, ¿Sabes si las lágrimas son cálidas por ese motivo? Yo... aún así, prefiero la calidez de tus besos", pensé, mientras mi cuerpo temblaba, llegando al límite de su aguante, meciéndose... al ritmo de aquella tortura.


----------------------------------------------------


FIN


Gracias por leer este fic hasta aquí, no quería acabar tan pronto pero en fin... el capítulo final ha sido un poc...



Es broooma~~~ xD

XDDDDDD

Vale, ya. ._. No sé cuántas veces habré hecho esa misma broma pero me sigue divirtiendo xD

Ale, no me castiguéis sin comentarios por éso, ne? n.n que me encanta leer vuestros comentarios >.< Espero que os haya gustado este capítulo :3 nos vemos en el próximo yay~~!

4 comentarios:

  1. owo...!!! YAMACHII!! WAAAAAAAAAAA pobre Yuri u.ú BAKAKI LO PAGARAS!!! ¬o¬' waaaa que rabia de patiarlo a él [ Yuya ] asssh!! Ryosuke Aparese nee? aparese!!!! T_T Yuri esta MAL!! WAAAAA!!!
    conti conti ONEGAI!!
    cuidate kisses.. Chu~*

    byebye!!*

    [*~Rys Nakakim~*]

    ResponderEliminar
  2. awwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww noo
    IDIOTA takaki no le pegues a Chii
    ;________;
    YAMADA HAZ ALGOO ASDASDASDASDAS
    HONTONI GRACIAS X EL FIC
    ES GENIAL ESTA HERMOSO, LA PRIMERA VEZ QUE ME AVIENTO UN FIC ASI, & ESO XQ ES HERMOOSO
    ;____;
    ME ESPANTE CUANDO DIJO FIN~
    ASDASD ;__________;
    AWWWWWWWWWWW MUCHAS GRACIAS X COMPARTIRLO ESTA HERMOSO SPERO CON ANSIAS EL 5 XDDDD
    GRACIIAS MUCHAS GRACIIAS ;o;


    cho~

    ResponderEliminar
  3. POR DIOOOOOOOOOOOOOOOS!!!!!!
    comenzare a odiar a takaki por esto!!! D: como trata asi al pequeñoo >__________<~
    me encanta como relatas, como cuentas y los cambios de tiempo. escribes muy bien!!!!! espero el siguiente cap *O*~ es RE genial!!!! ♥

    ResponderEliminar
  4. :'( pobre chii, como odio a takaki en este fic :@
    esta muy interesante la historia, la seguire leyendo

    ResponderEliminar