deep love [ cap 8 ]

Jaló una vez más las riendas pidiéndole al caballo más velocidad, aún con los últimos acontecimientos en su mente frescos.
‘Debo darme prisa’

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Takaki se encontraba realizando su pesca diaria en su pequeño bote cuando dos fuertes olas lo movieron, lo cual hizo que se asustara pues el día estaba despejado y el mar tranquilo.
-¡Takaki!-
Oyó su nombre gritar, se acercó por uno de los costados y se encontró a Yuto.

-¡Yuto! Me asustaste, pensé que eran tiburones-
-Por estas aguas no hay tiburones-
-Uno nunca sabe Yuto- en eso Takaki se percató que Yuto venía acompañado –Y tu amigo es…-
-Cierto, las presentaciones: Keito, el es Takaki el amigo humano que me ayudó encontrar a Yuri, Takaki, él es Keito mi mejor amigo sireno- los presentó.

-Mucho gusto- dijeron los dos al mismo tiempo.
-Takaki, necesitamos de tu ayuda- la voz de Yuto sonaba ligeramente preocupada.
-¿Yo?- dijo señalándose, eran sirenos, qué ayuda podrían necesitar de un simple humano -¿Qué tipo de ayuda?-
-Yuri y Kei corren peligro, verás para que Yuri tuviera piernas hizo un convenio con la bruja del mar.

Él renunció a su voz para que ella le diera un líquido que le daría piernas, sin embargo esa bruja cínica agregó un hechizo el cual convertirá a Yuri en espuma de mar si Kei no corresponde a sus sentimientos-
-Pero Kei lo ama, no veo cuál es el inconveniente-
-Que la bruja no descansará hasta ver a Yuri reducido a espuma, debe estar tramando algo- intervino Keito

-Nuestros señores, los hermanos de Yuri, han subido. Una lucha puede darse- cada vez más se notaba más la preocupación en la voz de Yuto.
-Entiendo, ¿pero qué quieren que haga? yo no tengo autoridad-
-Tienes piernas y con eso me basta, por favor Takaki- le dijo Yuto con voz suplicante, su mirada era igual de suplicante también.
Takaki suspiró pesadamente antes de contestar -En los líos que me meto-
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Habían llegado pidiéndole ayuda y aunque quiso resistirse, eran sus amigos no les podía defraudar. Le pidió al panadero uno de sus caballos y se fue camino al palacio.
Cuando llegó a la entrada, los guardias le negaron la entrada -¡Por favor, Déjenme entrar!-
-Tenemos órdenes de no hacerlo-
En eso un fuerte ruido se escuchó acompañado de varios vidrios quebrarse –Eso fue donde se está realizando la ceremonia- dijo uno de los guardias y acto seguido se fueron al lugar dejando a Takaki quien aprovechó para entrar, desmontó del caballo y fue tras ellos.

Cuando llegó al lugar, parecía como si un huracán hubiera pasado, a un costado de él había un muchacho alto tirado en el suelo, se acercó a él para socorrerlo.
-¿Te encuentras bien?- le preguntó mientras le quitaba los mechones de cabello que tenía sobre la cara así como tocaba su mejilla con suavidad. El muchacho, Kota, fue abriendo sus ojos y su rostro se desencajó, cuando logró enfocar a Takaki. Ambos se miraban fijamente, absortos en las orbes del otro y pudieron haber continuado así de no ser por los grandes alaridos que venía del otro extremo del salón.

-¡Daiki, Yuri!- gritó Kota, poniéndose de pie con dificultad y
-¡Kei, Ryosuke!- gritó Takaki poniéndose también de pie y yendo hacia el lugar.
-Ryo, ¿Qué pasó?- le preguntó cuando llegó, pues cogido entre los brazos tenía el cuerpo inconsciente de Yuri –Ryo, contéstame- le pedía el mayor pues parecía no haberlo oído la primera vez.
-Takaki…- dijo Ryosuke con voz quebrada mientras sus recuerdos de lo sucedido llegaban a su mente.
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Ryosuke y Yuri se encontraban en la entrada, intentando salir del palacio. Kei había tomado la decisión de huir con él para evitar que lo casaran, pero la salida fue denegada.
-Lo siento joven Ryosuke, tenemos órdenes de su excelencia de no dejar salir a nadie y también… por favor discúlpenos- y después de eso a jalones y tirones bajaron a Yuri del caballo. Yuri intentó oponer resistencia, al igual que Ryosuke, pero los guardias fueron más fuertes y los hicieron regresar al castillo y los metieron a un salón encerrándoles con llave. Dos horas pasaron y una vieja criada entró con una charola con comida.

-Nora, sabes por qué nos tienen encerrados- preguntó Ryosuke en un rincón aparte, para que Yuri no los escuchara.
-Niño Ryosuke, todo es un caos, ni siquiera querían que le viniera a dejar comida. Hay un gran alboroto por todo el catillo, hay una princesa de visita, ya se le ha instalado y también se le está preparando para algo porque a los cocineros le dieron la orden de realizar un gran banquete, la seguridad también se ha reforzado y al igual que su amigo y usted el niño Kei está encerrado en su habitación con guardias custodiando la puerta- la anciana Nora, una criada que tenía años de servirle a la familia Inoo contó todo lo que sabía.

Ryosuke meditó la información que le estaba dando Nora, ‘será muy difícil dejar el castillo y ahora tenía que hacerlo juntos, no separado como la primera vez, la tía se había dado cuenta y ahora está apresurando todo’
-Gracias Nora, si te enteras de algo más házmelo saber- le pidió Ryosuke despachándola de la habitación.
Luego Ryosuke regresó con Yuri y le sonrió, aunque Ryosuke presentía que Yuri sabía que algo andaba mal, no era tonto de eso estaba consciente.
Después de otra hora, la anciana criada volvió a entrar a la habitación.
-Niño Ryosuke, la señora quiere casar al niño Kei esta misma tarde.

Entré a la habitación de la princesa porque me pidieron ayuda y la encontré vestida de blanco. La ceremonia ya va a ser- habló alarmada Nora, sin importarle que Yuri escuchara.
En el rostro de Yuri había incredulidad, había llevado sus manos a sus oídos y agitaba su cabeza fuertemente, quería creer que había oído mal “¿Por qué Kei, es por eso que no querías que estuviera en el palacio hoy?”
Ryosuke fue inmediatamente con él agarrándolo de las manos para que ya no se moviera -Escúchame Yuri, Kei no quiere esto, lo están obligando. Hoy iban a escapar, primero yo contigo y luego él se nos uniría, pero salió mal, que te quede claro que él sólo te quiere a ti- le dijo calmadamente –Entendiste- agregó. Yuri movió su cabeza afirmativamente.


-Tenemos que salir de aquí, hay que impedir esa boda- y después Ryosuke comenzó a recorrer la habitación, en busca de objetos que les pudieran servir, pero no había nada. Tendría que valerse de sus puños. Abrieron la puerta de la habitación, ésta también tenía dos guardias custodiándola, pero Ryosuke decidido golpeó al que tenía a la derecha y cayó inmediatamente se dirigió al otro golpeándolo tres veces para que cayera también. En su rostro había una mueca de dolor y con la mano buena sobaba a la adolorida.

-Vamos Yuri, Nora por favor mantente segura- Ryosuke no espero a escuchar lo que Nora iba a decirle y se fue corriendo por el pasillo con Yuri, pasaron a una habitación por dos espadas. También Ryosuke pensaba qué salón podría ser utilizado para la ceremonia.
-Lo tengo, sígueme Yuri- Hasta poder llegar al salón tenían que ser muy cautelosos, si los encontraban podrían volver a encerrarlo y no otra vez en una habitación, podrían llevarlos a las mazmorras. Ryosuke conocía muy bien el castillo, así que utilizó los pasajes para poder moverse tomándoles más tiempo.


Cuando llegaron, la ceremonia ya había iniciado. Pudieron notar que los presentes eran pocos, no estaba bien, pero a Yuri le tranquilizaba ver el rostro de ausencia de Kei, le confirmaba lo que Ryosuke le había dicho.
Estaban llegando a la parte de los votos, Yuri ni lo pensó y comenzó a bajar las gradas, nadie le quitaría a Kei, pero unos guardias lo vieron y lo agarraron, el comenzó a forcejear.

-¡Suéltenlo!- una voz grave, muy conocida por Yuri, se escuchó y después los vidrios de una ventana se rompieron. Todos los presentes observaban a los dos individuos que causaban el nuevo alboroto.
“¿Cómo es posible que estén aquí? Kota-chan, Dai-nii-chan” fue lo que pensó Yuri una vez se vio liberado.

-Esto es privado, ¡Guardias, arréstenlos!- gritó la reina, pero Kota hizo un movimiento con el tridente enviando a los guardias a golpearse con la pared quedando inmediatamente inconscientes. La reina, asustada salió por la puerta para conseguir más ayuda, quedando nada más Kei, la princesa, Kota, Daiki y Ryosuke, puesto que el sacerdote había caído desmayado de la impresión.

-Contigo hablaré después- Kota se dirigió a Yuri con una mirada muy seria casi fría, cuando pasó a un lado de él, sus asuntos trataban con Kei.
-Tú- dijo, utilizando su voz autoritaria, refiriéndose a Kei, pero éste no se inmuto ni un poco.

-Tú…- volvió a decir con resentimiento –Tú ibas a traicionar a Yuri-
-Eso no es cierto- se defendió Kei
-Claro que sí, no lo niegues-
-Te hablo en serio, yo amo a Yuri-
-Entonces ¿por qué ibas a unirte a ella? El amor no se expresa de esa manera-
-No es por mi propio gusto, además el matrimonio nada más es un contrato, no tiene mucha importancia-
Kota de por sí ya estaba enojado, pero las últimas palabras de Kei lo hicieron enfurecer -¿Qué dijiste?-
-Me oíste bien-
-¿Cómo puedes decir algo así?-
-¿Por qué te importa tanto?-
-Porque el matrimonio es el símbolo de expresión más grande de amor entre las sirenas, por eso, un poco más y lo hubiera logrado- decía la princesa enojada
‘¿Sirenas? ¿De qué está hablando?’ Kei no entendía
-¡Tú! ¿Cómo te atreves?- Kota blandió su tridente ante la princesa atacándola, un rayo de luz la rodeó y ésta pasó a tomar su forma original de bruja.

-¿Qué es esto?- Inoo comenzaba a entrar en pánico
-Será mejor que te apartes- le había dicho el acompañante bajito del sujeto que le habla tan autoritariamente, Daiki, decidió obedecer y se alejó yendo con Yuri y Ryosuke.
-¿Qué está pasando aquí?- preguntó al aire
-Antes de conocerte, Yuri era un sireno. Le entregó su voz a una bruja como pago para que le diera piernas humanas y estar a tu lado. Esa debe ser la bruja y ellos dos… mmmm… no tengo idea, pero conocen a Yuri- Kei nunca pensó que Ryosuke le pudiera responder.
‘Antes de conocerte, Yuri era un sireno…’resonaba en Kei las palabras de Ryosuke

-¿Antes de conocerme… Yuri era un sireno?- repitió Kei en voz alta
-Sí, Kei ¿Qué no entiendes? ¡Yuri fue quien te salvó del naufragio!- le alzó la voz Ryosuke –Si estás vivo es por él-
Yuri enrojeció, no tenía idea que Ryosuke supiera tanto “Yuto boca floja, le contaste todo a Ryosuke”
Kei trataba de conectar todo en su mente –¿He tenido a mi apreciado rescatista todo el tiempo conmigo?- aún no lo podía creer, se acercó a él a pesar que Yuri trataba de evadirlo.

Kei logró tomarlo de la barbilla y sonriéndole le dijo–Sabía que eras especial, pero no me había dado cuenta que tanto, ahora es mi turno de protegerte- le dijo antes de darle un suave beso en los labios.
-Awwww… pero que tierno- dijo la bruja con voz burlona –¡Me enferman! ¡Ustedes no deben estar juntos!- gritó la bruja, luego señaló a Kei, lanzándole un hechizo, pero Yuri lo movió y lo recibió él desplomándose en el suelo.
La bruja comenzó a reír frenéticamente.
Ryosuke fue con Yuri, Kei fue hacia la bruja, acabaría con ella.

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-Takaki… Yuri protegió a Kei y recibió el ataque de la reina y ahora… Takaki… él está muriendo- dijo como pudo Ryosuke mientras contraía en un abrazo el cuerpo de Yuri, entonces Takaki se fijó en las extremidades inferiores del pequeño y estas eran espumosas.
Mientras Kei hacía intentos de luchar con la bruja, pero esta se burlaba de todo lo que hacía. En eso llegó Daki y le brindó ayuda, Kei aprovechó y la tomó por la muñeca, pero con un movimiento ella se soltó lanzándolo, pero antes de soltarse logró destruir el brazalete liberando, sin él saberlo, la voz de Yuri. Ésta regresó a su dueño.

Después Kota también se incorporó a la pelea.
-Tu maldad se acaba hoy-
La bruja bufó ante las palabras de Kota
-Tú… ¿me destruirás?- dijo burlona
-No, seré yo- anunció Kei blandiendo su espada degollándola, la cabeza de la bruja rodó por el suelo.

Luego Kei salió corriendo donde estaba Takaki, Ryosuke y el cuerpo de Yuri.
-Yuri, mi amor… Yuri…-decía Kei una vez que Ryosuke le había entregado su cuerpo, las lágrimas amenazaban con salir.
Yuri abrió sus ojos –Hey…-dijo débilmente –nunca te he visto llorar y no quiero hacerlo ahora…- después volvió a desvanecerse. Aún con esa petición, Kei no pudo controlarse y comenzó a llorar, recostado en el pecho de Yuri. Sus lágrimas tocaron la perla que cargaba Yuri en el cuello y ante el contacto una luz destellante comenzó a brillar y de ella salió otro sireno.

-He sido invocado- fue lo primero que dijo.
-Guardián, Ohno-sama-tanto Kota como Daiki se reverenciaron. El guardián era el protector de las y los sirenos
-¿Cuál es el inconveniente? Hace tiempo que no era llamado- puesto que el guardián nada más aparecía en ocasiones de urgencia extrema.
-¿Usted… usted puede ayudarlo?- preguntó Kei
Ohno lo examinó -Puedo utilizar los recuerdos relacionados que tiene Yuri de ti y devolverle su cola, la espuma aún no ha llegado a su torso-
-¿Él me olvidará?-
-El príncipe Yuri no sabrá de tu existencia-
Ohno le daba a elegir entre regresarlo a ser sireno o dejarlo morir, cualquiera de las dos opciones significaba no volver a verlo, no quería, de verdad que no quería, pero era mejor que estuviera vivo.

-Hágalo- dijo con voz apagada
Ohno asintió, una luz rodeó el cuerpo de Yuri e instantes después su cola había vuelto.
-Si eso es todo, procedo a retirarme- y con eso el guardián se esfumó.
Daiki ya no se aguantó las ganas y fue hacia su hermano abrazándolo –Gracias, gracias por devolvérnoslo-
-Tenemos que irnos Dai, Yuri no puede estar mucho tiempo sin agua- habló Kota, Daiki asintió y los tres habitantes del mar salieron.

Takaki tenía una sensación incómoda, no le gustó tener encima la mirada del pelinegro alto todo el tiempo, se preguntaba por qué lo miraba tanto, pero en eso Kei comenzó a romper todo lo que encontraba a su alrededor, tenía que ayudarlo, lidiar con su dolor, luego pensaría en eso.
Continuará…